Katársis Electrónika

Sin fórmulas y sin etiquetas: la autenticidad electrónica de frankydrama

Por Guido Mikielievich

Desde sus primeros platos Akiyama hasta pinchar en salas icónicas como Kater Blau en Berlín, frankydrama ha construido una trayectoria sólida en la escena de la música electrónica nacional e internacional, combinando pasión, técnica e intuición.

 

En esta entrevista, el productor y DJ madrileño nos comparte su evolución musical, su mirada sobre la escena en la actualidad, y su enfoque creativo sin etiquetas. Un testimonio honesto y sin artificios sobre cómo se sostiene una carrera en la electrónica desde la autenticidad y el trabajo constante.

 

¿Cómo fueron tus primeros pasos en la música electrónica? ¿Qué momentos clave marcaron tu carrera?

 

Mis primeros pasos fueron hace muchos años; empecé a pinchar en el 2001. El momento clave fue cuando mi tío me compró mi primer equipo: unos platos Akiyama DJ3000 y una mesa AK3 de la misma marca, comprados en la calle Barquillo, que en su momento estaba llena de tiendas de sonido.

La verdad es que fue un poco de rebote. Tenía un vecino, un año mayor que yo, que compraba discos y me contagió el gusanillo, así que comencé a comprar discos también. Antes del equipo Akiyama, mi primo también me regaló dos tocadiscos y una mesa, pero con los que no podía pinchar porque no tenían control de pitch.

Cuando empecé el colegio, mi tío me vio el interés y, por casualidades de la vida, resultó que el hijo de su jefe también era DJ en el Reino Unido. Al tener este tema en mente, me dijo: «Te voy a comprar una mesa por tu cumpleaños». Así fueron mis primeros pasos. A lo mejor, si me pasara ahora, me dedicaría a otra cosa.

El otro punto clave fue cuando conocí a Guille Marráco, con quien años después formamos Depaart.

 

Vienes de una larga trayectoria en la escena nacional e internacional. ¿Qué diferencias notas entre ambas escenas?

 

Creo que no se pueden comparar. Es cierto que la escena española no funciona igual que otras. Cuando he viajado en el pasado, a lo mejor vas a Berlín y dices: «Joder, Berlín mola mucho más, todos los garitos están más avanzados y el nivel de sonido es superior». Pero también digo que España estaba más avanzada que otros muchos sitios. Por eso creo que es difícil comparar la escena nacional con la internacional.

Yo creo que, al final, hay que mirarse un poco a uno mismo y ver cómo estaba la escena en el pasado. Por ejemplo, cuando yo empecé de forma asidua como promotor y DJ, sobre el año 2012. Comparado con esa época, la noche en Madrid ha mejorado bastante. Si hoy en día miras la agenda de Resident Advisor, la verdad es que flipas. En su momento era algo que nadie usaba. Todos los fines de semana hay una barbaridad de opciones, con artistas internacionales y producciones de primer nivel. Madrid, en lo que a electrónica se refiere, es hoy en día un destino muy potente.

 

¿Cómo definirías tu sonido hoy en día y en qué ha evolucionado desde tus inicios?

 

Pues me identifico con estilos o corrientes del Reino Unido. En los últimos diez años, su influencia ha sido bastante notable. También es verdad que nunca le he puesto etiquetas a mi sonido, nunca fui muy fan de eso.

En los últimos cuatro o cinco años mi sonido ha evolucionado mucho. Me ha dado una especie de obsesión por perfeccionar ciertos aspectos, no solo de la producción, sino también de la parte creativa. Me gusta sentarme a idear, es la parte más divertida.

Me obsesioné mucho con la mezcla, el mastering y el resultado final de la música. Al final, me costó tiempo entenderlo. Una gran idea es siempre una gran idea, pero no se convierte en una canción hasta que la terminas y la haces sonar de forma profesional.

 

¿Cuál es tu proceso habitual al producir un nuevo track? ¿Empiezas con una idea clara o dejas que fluya?

 

No tengo ningún tipo de guía para esto. Hay veces que abro un proyecto y empiezo con cualquier cosa, ya sea con un sintetizador, tocando algo, un sample, una caja de ritmos, un loop o una batería, y a partir de ahí veo qué sale.

Eso sí, soy muy metódico con el proceso de mezcla, siempre acabo con la misma cadena de procesos. Esa no es una parte artística, es una parte que tiene más de ciencia. La verdad es que no me cuesta nada sentarme a producir, me gusta mucho; de hecho, me encanta dejarme llevar completamente por la improvisación.

 

 

¿Qué destacarías de trabajar con sellos internacionales frente a los nacionales?

He trabajado con sellos nacionales e internacionales; he trabajado con sellos de aquí que lo hacen muy bien y con sellos de fuera que lo hacen muy mal. No hago mucha distinción en ese aspecto. Hay muchos sellos de diversos géneros que son muy buenos aquí en España, y sellos de fuera que son muy reguleros. La verdad es que no veo mucha diferencia a nivel cultural; no tenemos nada que envidiar a los sellos de fuera.

 

¿Cómo preparas tus sets en directo? ¿Dejas espacio para la improvisación según el público y el lugar?

 

Todo es improvisación, no he preparado un set en mi vida. Siempre llevo música nueva, pero nunca una playlist, es decir, una lista predefinida de lo que voy a pinchar. Siempre llevo una carpeta con la música que he comprado durante la semana y que me apetece probar o pinchar. Llevo muchísima música, muchos gigas; de hecho, siempre llevo música de más. Depende mucho de cómo esté la gente en ese momento. Preparar un set me parece lo más aburrido del mundo.

 

¿Hay algún club o festival que recuerdes con especial cariño por lo vivido allí?

 

Tengo muchas anécdotas de bastantes bolos y lugares. Antes de la pandemia tuve uno o dos años de conocer bastantes sitios. Hay un lugar que marcó un antes y un después y que fue una experiencia vital en mi carrera: cuando pinché en Kater Blau, en Berlín. Es el bolo que recuerdo con más «piel de gallina». Fue en la sala principal, de 2:00 a 4:00 a. m., y recuerdo ver la pista a reventar y pensar: «Wow».

 

¿En qué estás trabajando actualmente? ¿Se viene nueva música o proyectos colaborativos?

 

Actualmente estoy muy volcado en mi proyecto personal, frankydrama, que es el alias con el que llevo un par de años haciendo música en solitario. En el último año y medio he sacado aproximadamente 40 tracks. Siempre estoy muy activo creando música y con muchas ganas de lo que está por venir.

 

¿Qué consejo le darías a jóvenes productores que sueñan con vivir de la música electrónica?

 

Si realmente quieren intentarlo, que disfruten del camino, porque, si no, se van a desfondar muy rápido. De hecho, he visto a mucha gente llegar con mucha fuerza y salir con la misma fuerza con la que llegaron. Como no tengas paciencia y no sientes unas buenas bases, no te irá nada bien.

También es cierto que hoy día las cosas han cambiado mucho y se valoran otras cosas como, por ejemplo, las redes sociales y la imagen, pero sigo pensando que eso es algo coyuntural, como ha ocurrido en otras épocas. Al final, para mantenerte en esta escena hay que tener un background y un peso artístico. Que lo trabajen, que piensen en sí mismos, en qué quieren hacer y aportar. Y, sobre todo, que disfruten del día a día.

 

En tiempos donde a menudo la imagen pesa más que el sonido, frankydrama reivindica el valor del proceso, de la experimentación y del disfrute del camino. Su historia es la de alguien que nunca dejó de crear, de cuestionar y de pinchar sin guion. Para quienes están empezando —y para quienes siguen en esto—, su experiencia deja una idea clara: si hay pasión, paciencia y compromiso con lo propio, la música siempre encontrará su lugar.